27 de marzo de 2012

MICHAEL CONNELLY: LA OSCURIDAD DE LOS SUEÑOS


Michael Connelly rescata en La oscuridad de los sueños (The Scarecrow, 2009) a Jack McEvoy, el protagonista de El poeta (1996). Doce años después de su gran éxito como reportero, Los Angeles Times le comunica que va a ser despedido. El periódico necesita reducir gastos ante la crisis que sufre la prensa tradicional frente al auge de las ediciones digitales, los blogs, las redes sociales y los medios audiovisuales.  Jack McEvoy, uno de los periodistas con nómina más alta, tiene solo unos días para formar a su sustituta y buscarse un nuevo trabajo.
De forma casual revisa una noticia que había pasado desapercibida en el interior del periódico. Alonzo Winslow, un camello de raza negra de 16 años, había sido detenido como culpable confeso de estrangular y abandonar en el maletero de su coche a una de sus clientas. Cuando repasa el interrogatorio policial, McEvoy comprueba que el acusado en ningún momento había reconocido ser el autor del asesinato. Por otro lado, encuentra un crimen cometido en Las Vegas con un patrón idéntico. Alonzo Winslow no pudo haber sido el asesino. Es posible que exista un asesino en serie y más víctimas. 
McEvoy tiene en sus manos un reportaje que le supondrá la vuelta al estrellato del periodismo, pero para ello necesitará la ayuda de la agente del FBI Rachel Walling, su antigua amante de los tiempos de El Poeta. Además de salvarse la vida mutuamente, tendrán tiempo para reverdecer antiguas pasiones.
El psicópata de turno, y con ello no desvelo nada que no se conozca desde los primeros capítulos de la novela, resulta ser un ingeniero informático que se hace llamar espantapájaros (de ahí el título original, escamoteado en la traducción española, pero curiosamente no en la portada) y que firma sus crímenes inspirándose en los dibujos que W. W. Denslow hizo para El mago de Oz.


En conjunto, La oscuridad de los sueños se lee en un suspiro, pero resulta demasiado previsible y poco novedosa. Qué tiempos estos en que los más oscuros peligros acechan en internet, pero basta una buena búsqueda en Google para escribir brillantes reportajes y dilucidar enrevesados crímenes. 

Michael Connelly: La oscuridad de los sueños; Roca Editorial, 2011



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