5 de mayo de 2012

CARLOS ZANÓN: TARDE, MAL Y NUNCA


Carlos Zanón (1966), abogado, poeta, guionista y crítico literario, publicó en 2009 Tarde, mal y nunca en una pequeña editorial, Saymon Ediciones, que acabaría quebrando.
La novela pasó desapercibida hasta que los aficionados al género comenzaron a hablar de ella. Brigada 21 le dio el Premio a la Mejor Primera novela del año y RBA  la incluyó en su notable Serie Negra. Lo curioso de todo es que Carlos Zanón, según ha reconocido, no sabía que escribía una novela negra.
Tarde, mal y nunca nos sumerge en una oscura Barcelona de barrio en el que solo quedan “tarados, pobres, yonquis, borrachos y viejos.” Una Barcelona de nuestros tiempos que ni el inspector Méndez reconocería. Allí, la reina es Tiffany Brisette, peruana, nada del otro mundo, “la chica de las cejas tatuadas de azul. La que nunca llora. La que no espera a nadie.” Y los tarados, pobres, yonquis y borrachos del barrio son los hermanos Dalmau y el moro Tanveer Hussein. Àlex Dalmau: esquizofrénico paranoico, perseguido por voces, fantasmas y apariciones. Epi Dalmau: ex novio de Tiffany, obsesionado por recuperarla porque antes, a su lado, nadie más importaba y todo encajaba, pero ahora, sin ella, todo se desmorona. Además, el moro Tanveer Hussein, que solo cree en lo que pueda robar y en quien pueda engañar.
Epi y Tanveer recorren la noche violando y maltratando prostitutas. Nada importante. La rutina habitual. ¿El problema? Epi sigue enamorado de Tiffany, que se lo monta con Tanveer. El trío Tiffany, Tanveer y Epi. Sobra una pieza del puzle. ¿La solución? Epi lo tiene claro, “en ese punto se acaban todas las matemáticas”, resuelve la ecuación cuando, en un amanecer de taberna, le revienta la cabeza a Tanveer con un martillo. Su única preocupación: Mari, la mujer del dueño del bar, se va a poner de mala hostia cuando vea el suelo salpicado de sesos y sangre.
Tarde, mal y nunca es una narración ágil, impregnada de un lirismo crudo y desesperanzado. Voluntariamente el autor ha apostado por adelgazar el argumento para profundizar en el interior de los personajes mediante un perspectivismo poliédrico no siempre ordenado cronológicamente.
A pesar de su ritmo precipitado por momentos y de sus errores (algún resbalón lingüístico, algunas incoherencias) Tarde, mal y nunca resulta, sin duda, impactante a la vez que aporta aire fresco y renovador al género. Quizá en sentido estricto no sea una novela negra, pero supura una negrura sórdida sin concesiones; un pesimismo rabioso y desolador.  

Carlos Zanón: Tarde, mal y nunca, RBA, Serie negra, 2011.

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